10/3/10

LA ASTRONAUTA DESPEINADA

09:30pm


Un nuevo día allá fuera, o aquí dentro, da igual no se distinguir la linea que los separa.
El día me deja ciega, prefiero la noche, !si, prefiero la noche¡. Bueno, pero hoy me levante de día, ¿será que cambio el rumbo?, la ruta de hoy me parece aburrida.
Miro alrededor y veo personas, tengo una bipolaridad con las personas, me agrada socializar, pero se me cruzan los cables; con frecuencia se me cruzan los cables, y de pronto descubro que la gente debería desaparecer, salvos unos q otros raros que definitivamente hacen falta aquí en el planeta azul, esos que la sociedad rechaza, ignora, ofende y desprecia, los etiquetados. Si, algunos de esos se deberían quedar, para que en el renacimiento del mundo las cosas empiecen a funcionar, porque a decir verdad todo aquí va mal, son torcidos los humanos, ellos son los culpables. Todos son los culpables de lo que pasa. Sus mentes son perversas, y cuando encuentran la complicidad, se vuelve un colectivo depredador, una plaga. El planeta no se merece semejantes desagradecidos.
Grito:
Basta¡¡¡ me pongo el traje, y me largo al espacio en busca de planetas amigables. No uso casco, me hace sentir encerrada, así que suelo viajar por el universo despeinada, no me ayuda mucho la falta de gravedad.
Me gusta viajar, es todo un placer, eso me gusta, aunque no siempre es posible. Aquí en el mundo humano es complejo; hay fronteras, países, visas, pasaportes y un montón de tramites que hay que hacer para moverte a placer, y el dinero, el dinero es un invento raro, eso enloquece más a las personas.
Bueno, yo regreso con mi traje al espacio y sigo en mi viaje a través de el; me gustan las luces y los colores, desde arriba las cosas siempre parecen tranquilas, apacibles. Así que decidí que me agrada subir para despejar la mente. Lo mejor de todo es que allá puedo estar sola, y eso purifica un poco.
El traje de astronauta no se de donde salió, quizá yo misma lo hice, después de todo tengo habilidades con los hilos y agujas. Es auto-ajustable, así que no importa si engordo o adelgazo, aunque la razón por la que soy delgada es que a menor peso, mayor flotabilidad. Eso facilita al momento de ponerme el traje y  marcar la rápida huida en busca de espacio. El mundo a veces no suele ser suficiente.
No se porque la gente tiene la costumbre de querer averiguar que hago allá arriba, ¿por qué le dedico tanto tiempo?, cuando intento explicarlo, me miran, y solo se les ocurre decirme que me peine. Peinarme, insolentes, realmente insolentes. Incapaces de entender que vengo de un lugar sin  gravedad, es imposible estar peinado, y de igual manera eso no importa, no en los sitios que suelo frecuentar cuando salgo de la tierra. Pero lo que me puede confundir, es que cuando preguntan y quieren indagar, y empiezo a darles una respuesta, es como si los enviara por un agujero negro. No ven nada, no distinguen nada.
Yo floto. Los astronautas flotamos.
Lo bueno de ser astronauta es que no hay direcciones, no hay que llevar una guía, ni un mapa. Las brújulas la dejo aquí abajo. Cuando estoy arriba estoy tranquila, no hay ruidos, solo la música que me llevo, porque en el "spazio" me gusta más como se proyecta el sonido. Cada letra se suele parecer a una fracción de pasado, o busca proyectar una situación futura. Definitivamente mis selecciones se han vueltos mas siderales. Así que las uso de combustibles para mis viajes. Baja la presión y me pongo en órbita de nuevo, aprendí a no llevar espejo. Ya saben porque soy una Astronauta despeinada. Es difícil desprenderse de costumbres terrenales pero los astronautas tenemos una extraña relación entre la tierra y el "spazio", nos alimentamos de ambos.

En mi "spazio" no importa el como te ves, sino como te sientes. Y cuando tengo que venir aquí por alguna razón a veces se me olvida, pero que se me olvide es bueno, porque me siento bien. Es raro, aquí estar peinado debería ser una razón para sentirte mejor, pero a veces me siento mejor despeinada.

En la tierra, mucha gente le tiene miedo al "Spazio", y ser astronauta les resulta confuso, su confusión radica en que no saben lo que sienten realmente, dejarse llevar sin gravedad es como perderse en las órbitas, el exceso de spacio puede ser aterrador. Pero los astronautas no tememos al espacio, ni a la falta de gravedad, más si nos mata un poco cada día que nos mantengan atados a una atmósfera, con los pies pegados a la tierra.

Yo amo flotar, es lo mejor de ser astronauta. Una astronauta despeinada.

10 Mar. 2010. 10:30 pm


MAVIROQUAI RAGAZZA

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